—Entonces... empecemos —dijo Vitaliara, sus ojos brillando con más intensidad mientras comenzaba a canalizar la esencia de la vida misma.
Cuando el Fuego de la Vida comenzó a fluir hacia el núcleo de Lucavion, inmediatamente le sorprendió su naturaleza. A diferencia del calor constante del maná atribuido al fuego que usaba de la [Lanza de Llama de Serpiente], esta energía era salvaje, caótica—viva en todo el sentido de la palabra. Surgió a través de él como una tormenta furiosa, una fuerza nacida de la misma creación del universo, donde la vida emergió del caos.
—¡AARGHK-!
El dolor atravesó el cuerpo de Lucavion mientras la energía fluía a través de él. Era como nada que hubiera sentido antes, una fuerza ardiente y primordial que quemaba a través de sus venas y amenazaba con destrozarlo. El sudor brotaba de su cuello, empapando su ropa mientras luchaba por mantener su concentración.