Festival

Costasombría, una modesta ciudad situada en el borde del Imperio de Arcanis, vibraba con una nueva energía.

Acurrucada contra el telón de fondo de montañas escarpadas, la ciudad había sido durante mucho tiempo un lugar de tensión, su gente soportando el peso de las ambiciones del Imperio. Pero hoy, las calles se habían transformado.

La guerra finalmente había terminado, y Costasombría era libre de celebrar.

Brillantes estandartes de carmesí y oro, los colores del Imperio, ondeaban desde cada tejado y balcón, atrapando la suave brisa veraniega que traía el aroma de carnes asadas y pan recién horneado.

La plaza central, usualmente un lugar de transacciones apresuradas y miradas cautelosas, se había convertido en el corazón del festival. Los puestos bordeaban los caminos empedrados, sus dueños gritando a los transeúntes, ofreciendo de todo, desde vino especiado hasta intrincadas baratijas.