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¡CHILLIDO!
El Dragón Abismal Menor surgió de las profundidades del cráter, su cuerpo masivo moviéndose con una velocidad que desmentía su tamaño.
La criatura era una visión aterradora: sus escamas brillaban con un resplandor negro aceitoso, y sus ojos ardían con una luz carmesí malévola.
Las fauces del Wyrm se abrieron de par en par, revelando filas de dientes afilados como navajas mientras se abalanzaba hacia Lucavion con un gruñido feroz.
¡GOLPE!
La fuerza del golpe del Wyrm envió a Lucavion volando hacia atrás, su cuerpo estrellándose contra las rocas irregulares al borde del cráter.
El dolor explotó en su pecho mientras el impacto le sacaba el aire, y por un momento, el mundo giró en un mareo borroso.
—Maldición... rápido.
Lucavion apretó los dientes, luchando por recuperar el equilibrio mientras el Wyrm enroscaba su cuerpo masivo alrededor del cráter, sus movimientos rápidos y fluidos.