Tensión (2)

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¡SILENCIO!

La posada quedó en un silencio atónito, el aire denso con el repentino y agudo olor a sangre. Todos los ojos estaban fijos en la escena, la tensión que había alcanzado un punto febril ahora se rompía con la vista de la sangre carmesí salpicando el suelo de madera.

El sonido de la espada cortando el aire y el subsiguiente chorro de sangre parecía resonar en las mentes de todos los presentes, una brutal puntuación a la violencia que había estallado tan repentinamente.

Radgar permaneció inmóvil, su espada aún levantada, su respiración entrecortada y áspera. Sus ojos estaban abiertos de par en par, su expresión una mezcla de rabia e incredulidad. Por un momento, era como si no pudiera comprender lo que acababa de suceder.

El joven, aún sentado, no se había movido de su silla. Su sonrisa burlona no había flaqueado, y sus ojos negros como la noche permanecían fijos en Radgar.