Alric (2)

Alric se movía silenciosamente a través de la espesa jungla, cada paso medido y calculado. Sus ojos escudriñaban el suelo, captando los más leves rastros del camino de Ron. Ramas rotas, la débil huella de una bota en el barro, una hoja aplastada: todas señales de que su presa estaba cerca.

«No hay tiempo que perder», pensó Alric, su expresión tranquila pero su mente acelerada. «Korvan está caminando hacia una trampa, y cuanto más me demore, más cerca está de su fin. Tengo que asegurar mi salida antes de que todo se derrumbe».

Poco después, los agudos ojos de Alric captaron movimiento adelante. Se agachó, su cuerpo fundiéndose con las sombras de los árboles. Allí, justo más allá del claro, los vio.