La mente de Valeria divagaba mientras debatía sobre el simple acto de comprar una comida, y sin previo aviso, su rostro —el de Lucavion— apareció en sus pensamientos. Esa sonrisa irritante, su tono burlón, la forma en que se había burlado de ella como si todas sus preocupaciones fueran una gran broma para él.
«¿Por qué él de entre todas las personas?», pensó, su irritación burbujeando nuevamente. Su rostro arrogante parecía perseguirla en los momentos más inconvenientes, y el hecho de que de alguna manera se hubiera colado en sus pensamientos lo hacía aún peor.
Chasqueó la lengua con molestia, acelerando sus pasos. «¿Por qué estoy pensando en él? De todas las cosas justo ahora...».
Sus puños se apretaron a sus costados mientras imaginaba esa sonrisa suya, esa que hacía parecer que lo tenía todo resuelto, como si sus luchas no fueran nada comparadas con la forma despreocupada en que parecía vivir su vida. Lo odiaba.