¿Quién?

Las bulliciosas calles de Andelheim estaban llenas de la vibrante energía de la ciudad, pero los pensamientos de Valeria estaban fijos en la posada mientras se dirigían hacia ella. Lucavion, caminando a su lado con su habitual paso despreocupado, parecía más curioso que nunca, y Valeria no podía evitar preguntarse qué estaba esperando.

Pronto, la vista familiar de la posada apareció: el mismo lugar donde se había desarrollado el tenso enfrentamiento entre la Secta Cielos Nublados y la Secta de la Llama Plateada. El letrero con el nombre de la posada se mecía suavemente con la brisa mientras se acercaban, y Valeria ya podía sentir la tensión persistente de la noche anterior.

Mientras se acercaban a la entrada, los ojos de Lucavion brillaron con interés, ensanchando su habitual sonrisa burlona. —¿Así que este es el lugar, eh? No parece el escenario de una gran batalla.

Valeria puso los ojos en blanco. —No fue una gran batalla. Solo mucha tensión y una comida arruinada.