Mientras continuaban caminando por las bulliciosas calles de Andelheim, Valeria mantenía un paso constante, sus ojos escaneando los alrededores. La ciudad estaba viva de emoción por el torneo, y a pesar de su frustración con Lucavion, no podía evitar sentir una ligera emoción en el aire.
Lucavion, aún masticando su comida, la miró de reojo.
—¿Qué te parece Andelheim? ¿Primeras impresiones?
Valeria no respondió inmediatamente. Su mente aún estaba ocupada con pensamientos sobre el torneo, su plan y su decisión de dejar atrás a sus caballeros. Pero sabía que Lucavion no dejaría el tema hasta que le diera algo.
—Es... animada —admitió, con voz neutral—. Mucho más concurrida de lo que esperaba.
Lucavion se rió.
—Esa es una forma de decirlo. Pero has estado en suficientes ciudades, ¿verdad? ¿Algo aquí llamó tu atención? ¿Has visto algo que valga la pena mencionar?
Valeria se encogió de hombros, tratando de no dejar ver su curiosidad.