—De todos modos... —dijo Valeria, intentando dirigir la conversación hacia algo menos irritante. Volvió su mirada hacia los concursantes en la arena, su voz llevando un tono de formalidad mientras asentía hacia los luchadores abajo—. ¿Qué piensas de estos tipos?
La sonrisa burlona de Lucavion se suavizó en algo más pensativo mientras seguía su mirada. Durante las últimas semanas, ver los combates juntos se había convertido en un ritual inesperado, uno que Valeria esperaba con más ansias de lo que había anticipado.
A pesar de su personalidad exasperante, Lucavion tenía una forma única de ver a través de la técnica de cada luchador, analizando sus defectos y fortalezas con una precisión casi quirúrgica.
Y para alguien como Valeria, que valoraba la habilidad y la disciplina por encima de todo, sus percepciones eran extrañamente cautivadoras.