Susurro Envuelto

Después de terminar su comida, Valeria y Lucavion salieron de la cálida y bulliciosa posada hacia el fresco aire nocturno de Andelheim. La tranquila calma que siguió agudizó el enfoque de Valeria, su mente ya rebosante de pensamientos sobre lo que Lucavion había insinuado antes.

Él comenzó a caminar por el sendero empedrado, guiándola a través de las calles tenuemente iluminadas, donde la emoción del torneo aún persistía en cada sombra y en cada conversación murmurada que pasaban. Valeria lo observaba, su expresión cautelosa, aunque la determinación en sus ojos sugería su propio impulso por descubrir cualquier verdad hacia la que él la estaba empujando.

—¿Y ahora qué? —la voz de Valeria cortó la quietud mientras seguía a Lucavion por el sendero empedrado. Ahora que habían terminado su comida, había llegado su momento prometido para actuar, y ella estaba ansiosa por saber exactamente qué tenía en mente.