Necesitas ser mucho más fuerte para eso

Cuando Valeria y Lucavion regresaron a la posada de Mariel, el cambio en la atmósfera era imposible de ignorar. El espacio habitualmente animado ahora estaba desbordado, con clientes abarrotando las mesas y llenando cada rincón. El murmullo de la conversación era más fuerte, más cargado, con una tensión burbujeando justo bajo la superficie. Incluso el aire parecía más pesado, cargado de preguntas no expresadas y especulaciones susurradas.

En el momento en que Lucavion cruzó la puerta, docenas de ojos se volvieron hacia él. Algunas miradas transmitían admiración, otras sospecha. Algunas ardían de ira, y otras persistían con una extraña mezcla de lástima y curiosidad. El mundo antes privado de la posada se había convertido en un escenario público, y Lucavion en su reluctante estrella.