¿Un mentiroso?

Durante todo el tiempo de la semifinal, Valeria observó desde las gradas, su corazón firme, su mente tranquila. Ya había librado su propia batalla en las semifinales, y aunque había perdido contra Varen, se encontraba sorprendentemente en paz. No fue una derrota amarga —fue un duelo donde había dado todo, cada onza de fuerza y disciplina perfeccionada durante años. Su derrota no se debió a la arrogancia o al error de cálculo, sino porque su oponente era simplemente más fuerte. Era un recordatorio de lo lejos que aún tenía que llegar, una experiencia humillante pero vigorizante.

Ahora, su atención estaba completamente en Lucavion. Él estaba de pie frente a Lira en la arena, su postura relajada, su espada sostenida casi con descuido. Era irritante, esa sonrisa que llevaba —tan despectiva, tan confiada. Y sin embargo, Valeria no podía apartar la mirada.