Te seguiré (2)

—Te seguiré.

La cámara quedó en silencio. Los otros discípulos se volvieron para mirarla, sus ojos abiertos llenos de confusión y sorpresa. Incluso Sheila y Manco se quedaron inmóviles a su lado, sus rostros reflejando el asombro que recorrió el grupo.

Lucavion, sin embargo, inclinó ligeramente la cabeza, el más leve destello de sorpresa cruzó sus rasgos antes de que su sonrisa burlona regresara.

—¿Oh?

—Dije —repitió Ilyana, levantando la barbilla—, te seguiré.

Los ojos oscuros de Lucavion se encontraron con los suyos, agudos y evaluadores, como si estuviera escudriñando en las profundidades de su determinación.

—¿Y por qué harías eso? —preguntó, su tono curioso, casi burlón.