Formación

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La tensión en la cubierta se rompió por el pesado crujido de botas blindadas contra las tablas de madera. Las cabezas se giraron cuando un hombre alto e imponente entró en escena, su mera presencia exigiendo silencio. Su armadura llevaba el emblema de la Familia Thaddeus —un tridente dorado cruzado con una espada— grabado prominentemente en la pechera. Brillaba con un lustre practicado, aunque tenues cicatrices grabadas en el metal insinuaban batallas pasadas. Su rostro, al igual que su armadura, llevaba las marcas de la experiencia —severo, frío y marcado con tenues recordatorios de los peligros que había enfrentado.

—Atención —llamó el hombre, su voz cortando los murmullos como una hoja. No era fuerte, pero llevaba un peso que no dejaba espacio para la desobediencia.

La tripulación y los aventureros reunidos se enderezaron instintivamente. Incluso los mercenarios experimentados pausaron sus conversaciones, sus miradas dirigiéndose hacia el recién llegado.