Forastero (6)

Aeliana observaba.

No podía dejar de observar.

El campo de batalla era un caos —un interminable y violento borrón de movimiento, pero sus ojos nunca lo abandonaron a él.

Lucavion, moviéndose como una estrella viviente, un destello de luz de las estrellas negra cortando el aire. Su espada danzaba en arcos elegantes, cada golpe perfecto, cada movimiento preciso.

Y sin embargo

No era suficiente.

El Kraken era diferente ahora. Más fuerte. Más rápido. Sus heridas ya no solo sanaban —se volvían impenetrables. Con cada segundo que pasaba, se adaptaba, transformando su forma monstruosa de maneras antinaturales, sus grotescos miembros pulsando con una energía oscura que se sentía incorrecta.

Y entonces

Recibió un golpe.

¡BOOM!

Un tentáculo lo golpeó por detrás, una fuerza aplastante rompiendo la barrera del sonido mientras lo enviaba volando.

Aeliana contuvo la respiración.

Nunca lo había visto recibir un golpe así.