Vida

La mente de Aeliana nadaba en una bruma de dolor sordo y palpitante.

Su cuerpo dolía —cada músculo, cada hueso, cada centímetro de su piel se sentía adolorido de una manera que nunca antes había experimentado. Era un agotamiento profundo y pesado, como si hubiera sido aplastada por algo inmenso y apenas hubiera logrado liberarse.

Un gemido escapó de sus labios.

Sus pensamientos eran lentos, perezosos. Una niebla se aferraba a los bordes de su mente, haciendo difícil pensar, difícil recordar

Pero entonces

La memoria se filtró.

La pelea.

El Kraken.

El vacío.

Él.

Su respiración se entrecortó, sus ojos abriéndose de golpe.

«¿Acaso... morí?»

Lo había aceptado. Debería haber muerto. Se sintió morir. Entonces, ¿por qué?

¿Era esto el más allá?

¿O el infierno?

La visión borrosa de Aeliana luchaba por enfocarse mientras levantaba la mirada, observando sus alrededores por primera vez.

Oscuro.

Cerrado.