Desorden

Justo ahora, el brazo izquierdo de Vicente estaba un poco rígido al levantar la taza. Nadie lo notó excepto Randy.

—No es gran cosa —el hombre parecía tranquilo.

—Lo olí en el momento en que entraste —dijo Randy.

¿Cómo podría no ser gran cosa cuando olía fuertemente a sangre?

—Hueles como un perro —dijo Vicente.

—¿Te lastimó esa niña? —preguntó Randy conociendo la respuesta.

Todos en la habitación se asustaron cuando vieron a Emilia tocar el pecho de Vicente. Solo Randy sabía que Vicente estaba herido en el pecho. A lo largo de los años, todos los que pudieron bajar la guardia de Vicente murieron. Se desconocía si la nueva era buena o mala.

Después de todo, todos le deseaban lo mejor, pero... esa niña parecía tener otros motivos, lo que preocupaba un poco a Randy.