Después de que Emilia subiera las escaleras, Eliot caminó hacia la puerta y preguntó casualmente:
—¿A dónde fue la Srta. Emily hoy?
Ella había ido al Restaurante Mundial.
Pero Harold le mintió deliberadamente:
—KFC.
—¿Pasó algo?
Vicente la había abrazado.
Harold bajó la cabeza. Él, que siempre tenía una expresión apagada, parecía aún más inexpresivo:
—No.
—¿Comió helado? —preguntó Eliot.
Un plato de helados surtidos apareció nuevamente en la mente de Harold.
Asintió y dijo:
—Sí, lo hizo.
Eliot le hizo un gesto con la mano, lo que significaba que no había más preguntas.
Al terminar su trabajo por la noche, Eliot fue a la habitación de Emilia y se sentó en su cama, charlando sobre sus problemas recientes. Emilia fingía estar adormilada y asentía de vez en cuando. Pero en realidad, se mantenía atenta para filtrar información útil.