Nadia terminó rápidamente de procesar el papeleo, entregándole a Rayne la escritura completada a su nombre.
—¡Felicidades, Señora Weston, por la compra de su nueva casa! Aquí están sus llaves y tarjetas de acceso. ¡Puede mudarse cuando lo desee! —dijo Nadia alegremente.
—¡Gracias! ¡Aprecio su ayuda para encontrar esta casa! —respondió Rayne.
Después de que todo estuviera resuelto, Rayne condujo de regreso a su apartamento y comenzó a guardar todo en su sistema. Empezó con los objetos más pequeños, como ropa, platos, artículos de tocador, toallas, mantas, libros, etc.
Solo unos minutos después, su acogedor apartamento estaba vacío, quedando solo los muebles más grandes.
Rayne se acercó a su sofá y comenzó a concentrarse, preparándose para guardarlo. Estaba un poco nerviosa porque era un sofá grande, y no estaba segura si se desmayaría por el agotamiento mental.
¡Para su sorpresa, el sofá se guardó muy rápidamente y sin ningún dolor o molestia!