Expulsado

—¡Debes estar delirando! —dijo Rayne enfadada.

Colocó las bolsas que llevaba en el suelo y caminó hacia Dillon.

—Déjame decirte esto por última vez. ¡Dillon, lo nuestro se acabó! No hay nada que puedas hacer para cambiar mi opinión.

La sangre de Dillon hervía ante la dureza de las palabras de Rayne. Estaba tan enfadado que su mente se quebró y comenzó a reír histéricamente.

Se levantó del sofá y caminó hacia Rayne, colocando sus manos sobre sus hombros.

Inclinándose hacia su oído dijo:

—Esta noche, realmente te haré mi mujer.

Al escuchar sus asquerosas palabras, Rayne movió su cuerpo para liberarse de su agarre. Pero Dillon se adelantó, agarrando sus brazos y sujetándolos detrás de ella.

Se rió mientras la sujetaba por detrás, con la espalda de ella frente a él.

—Pórtate bien ahora —dijo mientras la excitación lo invadía.

Rayne respiró profundamente y se mantuvo calmada. Nunca esperó que Dillon fuera la primera persona con quien usaría sus movimientos de defensa personal.