El viento se intensificó una vez más después de que Rayne se quedara dormida. Lo que había comenzado como una fuerte ráfaga ahora se convertía en un huracán completo, sacudiendo los árboles con gran fuerza, provocando que las ramas se desprendieran.
El viejo arce que protegía la caravana de Rayne hizo todo lo posible para luchar contra los feroces vientos, pero finalmente no pudo resistir.
Una rama grande, del tamaño de un árbol pequeño, se quebró y cayó directamente sobre la caravana de Rayne, hundiendo el techo.
Rayne, completamente sorprendida, fue golpeada por el impacto, su cuerpo chocando contra el interior destrozado, dejándola inconsciente. Los bordes afilados del metal y vidrio rotos desgarraron su brazo, haciendo que sangrara por diferentes partes de su cuerpo.
El techo hundido de la caravana permitió que la feroz lluvia entrara, empapando todo. La mesa de picnic del exterior había sido arrastrada por el viento hace tiempo.