Adioses Difíciles

Cuando regresaron a la caravana, ya era hora de cenar. Rayne se sentía un poco cansada por la larga caminata, así que entró y sacó una comida sencilla de su sistema.

Sacó una olla de sopa casera que había preparado antes, junto con una baguette fresca del supermercado elegante.

Julian vio a Rayne sacando la comida y se sintió un poco sorprendido.

—¡Cocinas muy rápido! Esta debe ser la diferencia entre cocineros con experiencia y sin experiencia.

Rayne desvió la mirada.

—Mhm —respondió en voz baja. Se arrepintió de haber sido demasiado apresurada al sacar la comida. Ahora, todo lo que podía hacer era fingir que la había cocinado rápidamente.

Julian notó su lucha interna y decidió no insistir en el tema.

—Gracias, como siempre. Todo lo que has preparado hasta ahora ha sido muy bueno.

Rayne sonrió ante su cumplido.

—¡Gracias! Me alegra que disfrutes de mi cocina.