Explosión

Se acurrucaron en la esquina de lo que parecía ser una pequeña oficina de correos, asomándose por la ventana para encontrar la fuente de los disparos.

Vieron a un pequeño grupo de hombres caminando por la calle, arrastrando a dos mujeres detrás de ellos. Los hombres se reían mientras disparaban al espacio entre las mujeres, haciendo que gritaran de miedo.

—¡Jajaja! ¡Escúchalas gritar como perras! —se rio uno de los hombres. El resto del grupo se rio con él hasta que, el que parecía ser el líder, intervino.

—Bien, suficiente diversión. Al jefe no le gustarán tanto si se cagan encima de camino allá —dijo frunciendo el ceño. Le habían prometido una buena recompensa si lograban conseguir algunas mujeres hermosas para presentarle al jefe.

Estaba preocupado de que si las mujeres aparecían demasiado desaliñadas, ocultaría su bonita apariencia y le haría perder la recompensa.