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Aunque Ruby intentó con todas sus fuerzas olvidar la profecía de la Diosa de la Luna, su mente seguía desviándose en esa dirección. Desde hacía un rato, había estado cortando el pastel de arbei en su plato, pero no tenía ninguna intención de comerlo.
Su extraño comportamiento hizo que Matthew y sus hermanos se sintieran confundidos. Matthew finalmente tocó su mano y dijo:
—¿Qué te pasa, Ruby? ¿Has perdido el apetito otra vez? ¿O es que el pastel sabe mal?
Oscar respondió:
—¿Estás enferma por el agotamiento después de practicar?
Oscar miró con furia a Matthew porque pensaba que había entrenado a Ruby demasiado duro hasta el punto de agotarla.
Antes de que su esposo y su hermano discutieran por asuntos triviales, Ruby dice:
—Ya me siento llena —intentó sonreír brillantemente frente a ellos—. Me comeré este pastel mañana.
Matthew:
—Le pediré al soldado que compre un nuevo pastel mañana.