Llamé a Drake tan pronto como volví a mi camioneta después de colocar la lata en la bolsa Ziploc que había escondido en mi bolsillo; vine preparado.
—Drake, tengo las huellas dactilares de esa chica en una lata. ¿Puedes hacer algo con esto para averiguar quién demonios es?
—¿Cómo diablos hiciste eso? No importa, no quiero saberlo. Estoy en casa de tus padres, ven para acá.
—¿Qué haces ahí, no trabajas?
—Día libre y Tina está aquí haciendo algo con tu mamá. No les contamos sobre lo de anoche, así que no digas nada.
Mierda, realmente no quería lidiar con Daniel y sus pendejadas. Cuando llegué a la casa, los tres hombres estaban en su lugar habitual, apostando como siempre. Papá tenía su pipa encendida, como era de esperarse, y el lugar olía solo a marihuana.
—¿No puedes arrestarlo o algo?
—Ya no está en mis manos hijo, lo hicieron legal.
—Papá, apaga esa mierda, ¿cómo puedes concentrarte en algo cuando siempre estás drogado?
—La hierba no te droga muchacho, te hace agradable.