Tenía que volver al taller, pero Kat no quería quedarse sola, así que abrigamos al bebé y me los llevé conmigo. Las crisis parecían venir duras y rápidas, como si algo estuviera tratando de joder mi existencia perfecta, lo cual no iba a permitir que sucediera.
El bebé fue pasado de mano en mano en el taller hasta que les gruñí que volvieran a trabajar. Había otros dos niños allí cuyos padres estaban de niñeros mientras sus mujeres andaban preparando cosas para las fiestas.
Así que Kat puso al bebé a jugar y se quedó allí con ellos mientras yo volvía al trabajo. Tuve que dejar las cosas a un lado y hacer lo mío, pero no se me fue de la mente en todo el día.
Mi mujer era vulnerable, nunca me di cuenta antes de que estas cosas podían pasar realmente. Que alguien podría destruirte con una mentira tan fácilmente. Tendré que encontrar una manera de protegerla de esa mierda también porque nunca quiero volver a escuchar ese lamento en esta vida.