A la mañana siguiente, justo cuando me dirigía abajo, el timbre empezó a sonar como loco.
—¡Tranquilízate, qué carajo! —Abrí la puerta a una vista cómica; papá estaba cargando cajas grandes y luchando por mantenerlas derechas. Cy estaba detrás de él poniendo los ojos en blanco. Supongo que está pasando demasiado tiempo con Ángel porque ha adoptado muchos de sus malos hábitos.
—¿Qué es todo esto?
—No quieres saberlo, hijo. Tengo que ir a la tienda —dijo Cy pasando junto a mí y dejando caer sus cajas.
—¿No tienes que ir al hospital? —volví mi atención a papá, que estaba luchando con lo que sea que estaba transportando.
—Me tomé un tiempo libre, ahora ayúdame a armar esta cosa.
—¿Qué demonios es? —La descripción en la caja decía que era una casa de pan de jengibre, una casa de pan de jengibre comestible de seis pies.
—Papá, ¿estabas drogado cuando compraste esto?
—Es genial, ¿verdad? A Caitlin le va a encantar. Voy a ganar el mejor regalo de Navidad sin duda.