Mierda, Colt tenía razón otra vez después de todo, odio cuando eso pasa. Él no solo dice «te lo dije» como nosotros los simples mortales. Oh no, con él es como estar frente a un pelotón de fusilamiento y jugar a las veinte preguntas al mismo tiempo.
Y ni me atrevo a poner los ojos en blanco o habrá un infierno que pagar. Gracias a Dios por esa fiesta improvisada de anoche. Eso me ha librado hasta ahora de su lengua, pero sé que viene, sea Navidad o no.
Suma el hecho de que su osita Caitie se había visto envuelta en medio y seguro que habrá fuegos artificiales. Me pregunto si fingir síndrome de embarazo temprano me sacaría del apuro. Esa fue la única vez que conseguí algo de paz de él y su desorden. Aunque pensándolo bien, eso tampoco era del todo cierto.
Se vuelve un tipo especial de loco cuando estoy embarazada, mierda. Miré su rostro dormido; parecía tan inocente. Como me imagino que será el hijo que juró que me plantó hace unos días cuando llegue.