Traicionado por la Sangre~
El mundo se balanceaba a mi alrededor, el tenue aroma a sangre y tierra llenaba mi nariz. Intenté abrir los ojos, pero estaban demasiado pesados. Mi cuerpo dolía, el dolor era agudo, pero no podía moverme. Las voces se arremolinaban en la distancia —gruñidos y gritos ahogados mezclándose—, pero nada tenía sentido.
Sentí que el suelo debajo de mí se movía, y una sensación como si me estuvieran levantando. Flotaba entre la consciencia y la inconsciencia, captando destellos de luz y sombras hasta que ya no pude más.
Cuando finalmente desperté, el aire era diferente —más limpio, más fresco. El débil murmullo de voces se había desvanecido, reemplazado por el silencio. Mi cuerpo dolía, cada nervio gritaba, pero no había gruñidos ni rugidos.