Traicionado por la Sangre~
Había terminado mis tareas del día. Me había acostumbrado y ahora me aseguraba de terminar antes que todos para poder tomar un descanso. Había terminado de organizar la comida para los guardias cuando la jefa de las doncellas entró en la cocina, su mirada recorriendo el lugar hasta que se posó en mí.
—Avery —me llamó, y me tensé. Cuando ella me llamaba, nunca era para nada bueno.
—Sí —respondí.
—Lleva esto a la frontera este. Los guardias allí están esperando su entrega —ordenó, señalando la bolsa llena de comida que había organizado. Fruncí el ceño ante su orden. No solo no estaba en mi lista de tareas para hoy, sino que la distancia hasta la frontera este no era broma. Lo había hecho una vez, y fue un infierno. Hacerlo ahora cuando mis pies aún dolían sería horrible.
—Pero mis pies... —tartamudeé, pero Marta simplemente arqueó las cejas.