Capítulo 61

Traicionado por la Sangre

Kendra caminaba por su habitación, sus tacones resonando contra el suelo de mármol pulido. Sus manos temblaban inquietas, sus puños apretándose y aflojándose mientras sus pensamientos corrían. Las advertencias de su madre resonaban en sus oídos, pero se negaba a escucharlas.

—Todavía no —había dicho su madre—. Solo empeorarás las cosas si te apresuras.

Pero a Kendra ya no le importaba. Su paciencia se había agotado, no podía quedarse quieta y ver cómo Cain se le escapaba de las manos. Sabía que tenía que hacer algo rápidamente.

Se paró junto a la ventana, sus ojos moviéndose inquietos. Ya había tomado su decisión. Kendra miró hacia la puerta, donde su doncella Maria estaba de pie, retorciéndose las manos nerviosamente.

—Vete —espetó Kendra bruscamente.

—Mi señora, ¿está segura...?

—¡Ahora! —La voz de Kendra retumbó por toda la habitación.