Traicionado por la Sangre
Avery estaba de pie frente a la puerta de la habitación del rey y la reina, con el corazón acelerado. Tenía las manos sudorosas y deseaba desesperadamente marcharse. La última vez que los vio fue durante el festín de la caza. Tragó saliva con dificultad, mientras cada nervio de su cuerpo le pedía dar media vuelta y huir, pero las palabras de la jefa de las doncellas resonaban en su mente. No tenía elección. Respiró profundamente, tratando de calmarse, y levantó la mano para llamar.
Golpeó la puerta suavemente, el sonido haciendo eco en el solitario pasillo. Mientras esperaba una respuesta, la imagen del rey golpeando a la reina volvió a su mente. No es que hubiera olvidado ese incidente en particular. El sonido de la bofetada, la silenciosa aceptación de la reina... todo le revolvía el estómago.
Antes de que pudiera decidir marcharse, una voz débil llamó desde dentro.
—Adelante.