Traicionado Por La Sangre~
Lydia pasó el día en la oficina, revisando los numerosos archivos y documentos que aún no habían sido tocados. Habían pasado cinco horas y, honestamente, necesitaba un descanso pero no podía... no ahora. Necesitaba terminar esto y entregárselo a Cain. Con suerte, él estaría más tranquilo.
Un golpe en la puerta la sacó de sus pensamientos. Lydia levantó la vista, con las cejas arqueadas. Se había asegurado de informarles que no la interrumpieran, así que lo que fuera tenía que ser lo suficientemente importante como para pasar por alto sus órdenes.
—Adelante —llamó, y la puerta se abrió, revelando a un guardia. Entró en la habitación e inclinó la cabeza.
—Beta Lydia. Lamento interrumpir, pero ha recibido un paquete —dijo el guardia, acercando la pequeña bolsa que sostenía.
—¿Un paquete? ¿De quién? —preguntó Lydia, con confusión en su tono mientras recogía la bolsa del guardia.