Traicionado por la Sangre
El aire de la noche era frío, ese tipo de frío que hace temblar tus entrañas, sabiendo que estaba a punto de llover. Matt estaba de pie junto a la mesa, con la convocatoria del rey en sus manos. Tarareó suavemente mientras colocaba la convocatoria de nuevo sobre la mesa, su mirada parpadeando hacia la ventana.
—¿Cuándo te vas? —la voz de su madre retumbó detrás de él.
Matt no se molestó en girarse, sus labios curvándose en una leve sonrisa burlona. —Mañana al amanecer.
Su madre entró en la habitación, el sonido de sus tacones resonando suavemente contra el suelo. Se detuvo junto a él, su mirada posándose en la carta.
—¿Crees que podrás lograrlo? —preguntó, arqueando una ceja.
Matt se rió, volviéndose para mirarla. —Por supuesto, madre. El odio del Rey Alaric hacia Cain hace la mitad del trabajo por mí. Todo lo que necesito hacer es avivar las llamas —respondió con confianza.