Traicionado Por La Sangre
La pesada puerta del salón se abrió lentamente, y Cain entró. La luz del sol que se filtraba a través de las vidrieras lo enmarcaba, haciendo que su imponente figura fuera aún más intimidante. Sus penetrantes ojos verdes brillaban con arrogancia sin disimular. Detrás de él estaban Callum y Nathan.
El rey estaba sentado en el trono, justo delante a su derecha estaban los tres miembros del consejo. A la extrema izquierda había alguien que Cain no esperaba ver en absoluto. Una leve sonrisa se dibujó en sus labios.
Se aclaró la garganta y se mantuvo firme.
—Su Majestad —saludó Cain, con voz profunda y tranquila—. Recibí su llamado. Supongo que debe ser algo importante para alejarme de mi manada.
El Rey Alaric cuadró sus hombros, su mandíbula se tensó ante las palabras del hombre.