Capítulo 107

Traicionado por la Sangre

El aire en la habitación estaba denso mientras Gerald caminaba hacia adelante, con los hombros cuadrados, negándose a dejarse disminuir en presencia de un hombre que despreciaba.

El Rey Alaric simplemente se rió, dejando su copa con un suave tintineo.

—Ah, tan desafiante como siempre. Algunas cosas nunca cambian —señaló el asiento frente a él—. Siéntate.

Gerald permaneció de pie. Su mirada recorrió la habitación, evaluando. Guardias apostados en la puerta. Sirvientes silenciosos alineados en las paredes. Cada salida vigilada.

—Te has tomado muchas molestias para traerme aquí —dijo fríamente—. ¿Qué quieres?

Alaric exhaló, casi con decepción.