Traicionado por la Sangre
Capítulo 128
Avery yacía acurrucada en la cama, el sudor se aferraba a su piel a pesar del frío aire nocturno que se filtraba por las grietas de la ventana. El dolor era aún más intenso ahora, una pulsación sorda en sus huesos que latía con más fuerza cada segundo. Sus extremidades se sentían pesadas, su respiración entrecortada mientras intentaba obligarse a descansar. Pero era imposible.
No estaba tranquila. Era como si algo estuviera mal, pero no podía identificar qué podría ser.
Apenas había dormido. Cada vez que se adormecía, otra punzada aguda la despertaba de golpe, robándole el aliento y dejándola jadeando en la tenue luz de las velas. Intentó encogerse sobre sí misma, agarrando las sábanas, forzándose a permanecer quieta. Pero nada ayudaba.
Entonces, lo escuchó.
Un fuerte aullido atravesó el silencio. Su cuerpo se tensó al oírlo, el dolor y la molestia que había estado sintiendo se detuvieron de repente.