Capítulo 127

Traicionado por la Sangre

Avery se limpió el sudor de la frente, sus manos apretando la cesta que llevaba. La cocina estaba cálida, llena del aroma a pan recién horneado y estofado. Era solo otro día, otra tarea, otro momento donde se forzaba a no pensar en el dolor que se acumulaba en sus huesos.

Había comenzado sutilmente. Un dolor sordo en sus extremidades, una extraña opresión en su pecho. Al principio lo ignoró, culpando al cansancio o al estrés. Cain llevaba cuatro días fuera. Cuatro días de silencio. No estaba segura de por qué eso importaba tanto, pero así era.

Los guerreros que se quedaron susurraban sobre la guerra—cómo Cain había tomado Silvermoon, cómo había aplastado a Matt, cómo lo había quemado todo. Nadie sabía cuándo regresaría, solo que lo haría.

Y sin embargo... Avery no sabía si eso era algo que esperar con ansias.

Tomó aire, sacudiéndose esos pensamientos. Tenía trabajo que hacer. Pero su cuerpo no le permitía ignorarlo.