Traicionado por la Sangre
Avery estaba de pie en el balcón, la brisa fresca rozando su piel mientras contemplaba el paisaje. La luna colgaba alta, brillando intensamente sobre la manada. Era una noche tranquila y pacífica. Bueno, debería haber sido pacífica, pero no lo era. Avery no podía sacudirse las cosas que había escuchado antes.
«Ten cuidado. Debes estar preparada, niña. Posees dos grandes habilidades, y debes aprender a manejarlas y ocultarlas adecuadamente porque habrá quienes busquen arrebatártelas. Y no se detendrán ante nada para lograrlo».
Las palabras de Elda Loris resonaban en su mente sin cesar. Crípticas, inquietantes y negándose a dejarla en paz. ¿Qué había querido decir? ¿Tener cuidado de qué? ¿O de quién?
Suspiró, agarrando la barandilla mientras intentaba aclarar sus pensamientos. Fue entonces cuando escuchó pasos detrás de ella.
—¿Una palabra, mi Señora?