Avery flotaba en algún lugar entre la consciencia y la inconsciencia. Su mente estaba aletargada, no podía abrir los ojos ni mover su cuerpo por más que lo deseara.
Podía oír voces, algunas familiares, otras extrañas. Entraban y salían de su mente. Cada vez que intentaba concentrarse, el agotamiento la arrastraba de vuelta.
Primero fue un susurro y luego una mano rozando su piel.
Se estremeció, apartándose bruscamente, pero el contacto ya había desaparecido.
El tiempo no tenía sentido. Tal vez habían pasado minutos. Tal vez horas.
Luego luz.
Avery finalmente abrió los ojos, su pecho subiendo y bajando rápidamente. Sus ojos moviéndose frenéticamente, el miedo aferrándose a su alma. No estaba de vuelta en la manada esperando ser emparejada con Cain. No. Todavía estaba encerrada pero...
Era diferente.