Capítulo 4 – La Caja y el Mundo

El tercer día era diferente.

Izeo lo sintió apenas abrió los ojos. Había una presión sutil en su pecho, como si algo invisible lo estuviera mirando desde adentro.

El apartamento seguía en penumbra, con la luz apenas colándose por la cortina. La caja ya no flotaba, al menos no físicamente. Pero su energía seguía allí. Como si se hubiera adherido a las paredes, al aire... a él.

Se frotó la cara con ambas manos y se dejó caer en el sofá. Tenía el control remoto al alcance, tirado sobre la alfombra. Dudó un momento antes de tomarlo. Quería… normalidad.

Prendió la televisión.

Canal 7. Noticias 24H.

El estudio lucía tenso. Frente al presentador había una figura encapuchada, con el rostro difuminado digitalmente para proteger su identidad. En el zócalo inferior se leía: “Entrevista exclusiva con un Usuario Confirmado de Caja Verxtextol”.

—Entonces —dijo el presentador, serio—, ¿usted es uno de los usuarios?

—Sí. —La voz del encapuchado sonaba distorsionada, como a través de un filtro metálico.

—¿Puede decirnos qué pasa cuando alguien abre una de esas cajas?

—No siempre es igual —respondió—. Pero hay una constante: una vez que la caja se activa, desaparece. Se fusiona contigo. Es como si te convirtieras en su portador. No hay vuelta atrás.

Izeo sintió un escalofrío. Instintivamente giró la cabeza hacia el centro del apartamento.

La caja.

Ya no estaba.

No físicamente.

Pero él la sentía. Como si una parte de su cuerpo supiera dónde buscarla.

Volvió a mirar la pantalla. El entrevistado continuaba.

—Es como un regalo… pero no es gratis. Cambia todo. Tu cuerpo. Tu mente. Y tu lugar en este mundo.

El presentador asintió, manteniendo el dramatismo.

—¿Y sus poderes? ¿Cómo funcionan?

—No puedo explicarlo con precisión —admitió el entrevistado—. Solo sé que… lo sientes. Como si algo dentro de ti se activara cuando lo necesitas. Como si la vida misma respondiera.

Como si la vida respondiera…

La frase golpeó a Izeo con fuerza.

¿Y si ya ocurrió?

¿Y si eso explica lo que siento desde hace días?

Cambió de canal.

Canal 9. Espacio Publicitario.

Una música heroica llenó la habitación. El logo de una academia moderna apareció en pantalla, junto a imágenes de jóvenes en uniformes, entrenando magia y tecnología en simuladores avanzados.

Una voz potente narraba:

—En un mundo donde las Cajas Verxtextol han elegido a humanos y seres fantásticos por igual… ¡surge la necesidad de equilibrio!

—¡Algunos eligen el caos! Pero otros…

La pantalla mostró a una chica de cabello azul canalizando una esfera de energía sobre una plataforma metálica.

—…eligen el orden.

F.O.R.I.S

Orden Federal para la Regulación de la Hechicería Integrada

—Nuestra academia entrena a los nuevos portadores para controlar sus habilidades, proteger a la sociedad y establecer justicia.

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Imágenes de aulas, duelos de entrenamiento y profesores con túnicas mágicas combinadas con uniformes tácticos pasaban una tras otra.

Izeo suspiró.

Largo. Pesado. Como si tratara de vaciar los pensamientos que lo saturaban.

Apagó la televisión.

—Tch... esto es una locura.

Se quedó allí, en el sofá, con el silencio como única compañía.

Pero ya no podía fingir.

La caja había desaparecido.

El cuerpo le pedía movimiento.

Los latidos… no eran solo suyos.

Algo dentro de él despertaba.

Y no iba a dejarlo ignorar su destino por mucho tiempo más.