Capítulo 15: Ecos del Primer Contacto

El interior del domo resonaba con ecos lejanos de pasos, mientras cada equipo se adentraba por los pasillos designados. Las estructuras del lugar eran como una mezcla de ruinas antiguas y tecnología de punta, un laberinto construido para probar no solo poder, sino también estrategia.

—Mantengan la formación y vigilen los flancos —ordenó Reigs desde un panel de control elevado, observando desde monitores flotantes a cada grupo.

Equipo A: Lauen Trevors lideraba con su espada desenvainada, su expresión severa contrastando con la sonrisa de Milka Ternes, que chasqueaba la lengua al ver a Mirea a lo lejos. Sari Kellen caminaba con un bastón encantado que pulsaba con energía; Brom Yatcha, con su cuerpo robusto y recubierto de runas, servía de tanque; Jino Vost flotaba con magia gravitacional, controlando su entorno como si caminara sobre el aire.

Equipo B: Izeo avanzaba al frente, atento, con la pistola mágicamente materializada en la mano. A su lado, Mirea evaluaba cada sombra. Kiry, el pelirrojo nervioso, caminaba un paso detrás, murmurando cosas para controlar sus estornudos. Dalen, de porte firme y mirada gélida, se mantenía alerta con una barrera semiinvisible lista ante cualquier amenaza. Elun, tranquilo, susurraba conjuros a su libro flotante mientras pequeños espectros revoloteaban cerca.

Equipo C: Hyen Blare usaba una lanza encantada que brillaba con cada paso. Noma Kress parecía casi invisible, fundida en sombras. Ulven Darks tenía un brazo completamente recubierto por una armadura orgánica. Silia Krow, de cabello azul celeste, flotaba con alas de cristal invocadas; Tem Vould caminaba atrás, anotando todo con una pluma que escribía sola.

Equipo D: La recién formada agrupación tenía energía explosiva. Al frente iba Rago Henn, un duelista ágil con cuchillas de energía pura. Le seguía Velka Jorn, experta en manipular terreno con magia geológica. Thene Roud, una chica de mirada astuta, invocaba bestias de papel que se desplegaban como origamis mortales. Jarn Vox, un chico de lentes, mantenía todo bajo control con cálculos tácticos. Finalmente, Tenla Mae, una invocadora de luces ilusorias, cerraba la marcha con una sonrisa serena.

Reigs cruzó los brazos, observando cómo se dispersaban.

—La verdadera prueba no es derrotar enemigos... sino no perderse entre ellos —murmuró.

Mientras tanto, Mirea frunció el ceño al ver a Milka en el equipo A.

—¿Ella también está aquí?

—¿Una conocida? —preguntó Izeo.

—Una molestia más que nada —respondió Mirea, cortante.

—Entonces ya tenemos algo en común —bromeó Kiry, soltando una risa nerviosa antes de contener un estornudo con fuerza sobrehumana.

Un rugido profundo cortó el aire. Desde los extremos del domo, criaturas oscuras comenzaron a emerger. No eran reales… sino proyecciones mágicas generadas por la sala, pero igual de peligrosas.

—Formación defensiva —ordenó Izeo—. Dalen, barrera. Elun, vigila los flancos. Mirea, conmigo al frente. Kiry… tú solo no estornudes.

—¡Demasiado tarde! —gritó Kiry mientras un rayo salió disparado de su nariz e impactó en una de las criaturas.

Izeo suspiró. La prueba apenas comenzaba.