EP 8~ Una Ayuda Inesperada

La mañana siguiente fue una tortura silenciosa para Hyun-woo. Cada vez que sus ojos amenazaban con cruzarse con los de Soo-min en los pasillos abarrotados o en el patio, desviaba la mirada bruscamente, sintiendo un calor vergonzoso trepándole por el cuello. Su audaz promesa de la tarde anterior resonaba en sus oídos como una bravuconada estúpida. «¿Conquistar su corazón? ¡Si apenas puedo tocar tres acordes seguidos sin que suene a gato atropellado!», se lamentaba internamente. La imagen de Soo-min diciéndole, con esa honestidad brutal, que su música necesitaba… trabajo, se superponía a su promesa impulsiva, creando una disonancia insoportable en su cabeza.

Cuando finalmente sonó el timbre que anunciaba el primer recreo, Hyun-woo cerró su cuaderno con una determinación sombría. No fue a la cafetería ni al patio. Impulsado por una mezcla de desesperación y la necesidad urgente de reparar su orgullo herido (y tal vez, solo tal vez, cumplir su promesa), se dirigió directamente hacia la sala del club de música.

Al llegar, vio a Ji-hoon recostado despreocupadamente contra el marco de la puerta, charlando animadamente con un par de chicas de otra clase. Ji-hoon reía, pasándose una mano por su cabello castaño claro, y las chicas le sonreían, claramente interesadas. Hyun-woo sintió una punzada de envidia ante la facilidad de su amigo, pero su propia misión era demasiado urgente.

Se acercó con paso decidido, ignorando las miradas curiosas de las chicas, y se detuvo en seco justo al lado de Ji-hoon.

—Necesitamos hablar —dijo Hyun-woo, su voz sonando más grave de lo habitual.

Ji-hoon se giró, sorprendido por la interrupción y el tono. —¿Quién? ¿Nosotros? —preguntó, arqueando una ceja.

—Amigo, necesito tu ayuda —insistió Hyun-woo, pasando por su lado y entrando directamente a la sala del club, dejando a Ji-hoon plantado en el umbral.

Desconcertado por la urgencia y la seriedad de Hyun-woo, Ji-hoon balbuceó una disculpa rápida a las chicas ("Eh... lo siento, chicas, me necesitan para... algo importante") y las dejó con una sonrisa forzada antes de seguir a Hyun-woo al interior. «¿Qué demonios le pasa ahora?», pensó Ji-hoon, una ligera preocupación empezando a formarse bajo su fachada despreocupada. «Nunca actúa así a menos que sea algo gordo.»

Encontró a Hyun-woo sentado en uno de los taburetes, con la cabeza entre las manos, la espalda encorvada. Ji-hoon se acercó, su tono cambiando de la ligereza a una genuina inquietud.

—¿Qué te pasa, bro? —preguntó, sentándose a su lado—. ¿Es algo tan serio para que me interrumpas así? ¿Todo bien?

Hyun-woo levantó la cabeza lentamente, sus ojos encontrando los de Ji-hoon con una expresión de profunda angustia. —Estoy en problemas, hermano…

Ji-hoon sintió un escalofrío. «Mierda. Sabía que era algo serio. ¿Qué habrá pasado con este man? ¿Problemas con sus padres? ¿Notas? ¿Algo peor?» Sus ojos azules mostraban ahora una preocupación evidente.

—Yo he estado contigo —continuó Hyun-woo, su voz cargada de drama—, desde que me dijiste que aprendiera un instrumento para la banda que querías formar. Y realmente me he esforzado mucho estas dos semanas, ¿sabes? Pensaba que lo estaba haciendo bien…

Miró fijamente a Ji-hoon, como si estuviera a punto de confesar un crimen. —Pero hermano… me he dado cuenta… mis habilidades… ¡son horribles! Ji-hoon, yo cada vez que tocaba pensaba que hacía cantar la guitarra, ¡que las notas lloraban de emoción! ¡Pero era mentira!

Ji-hoon parpadeó, procesando la información. «¿Qué? ¿La guitarra? ¿Pero si lleva apenas dos semanas...?», pensó, completamente desconcertado.

—Creo que llegó el momento de ponerme serio —declaró Hyun-woo con solemnidad—. Ji-hoon… ¡enséñame a tocar la guitarra! ¡De verdad!

Y para enfatizar su desesperación, se deslizó del taburete y se arrodilló teatralmente frente a Ji-hoon.

Ji-hoon lo miró boquiabierto. La preocupación en su rostro se transformó en pura confusión. —¿Qué…? Hyun… eso no es importante ahora. Creí que tenías un problema real. Yo quiero saber por qué te ves tan… tan preocupado, tan angustiado. ¿Qué pasó?

Hyun-woo se puso de pie de un salto, ofendido por la falta de comprensión de Ji-hoon. —¡Hey, bro! ¡Esto ES serio, hermano! ¡Necesito tocar bien la guitarra! ¡Ahora!

Ji-hoon lo observó por un momento: la intensidad, el drama, la fijación absoluta en un solo tema… Y entonces, recordó cómo era Hyun-woo. Las piezas encajaron con un clic mental. —¿Hyun…? —dijo lentamente—. Lo que te tiene así… ¿es solo lo de la guitarra?

Hyun-woo adoptó una pose casi mística, mirando hacia el techo como si viera ángeles descendiendo. —¡Siii! —exclamó con un suspiro tembloroso, casi con lágrimas en los ojos—. ¡Es mi única esperanza!

Ji-hoon se quedó perplejo por un segundo, y luego estalló en carcajadas. Una risa sonora y genuina que resonó en la sala. —¡Hyun! ¡No lo puedo creer! ¡Jajaja! ¡Eres increíble!

Hyun-woo lo miró, ofendido. —¿De qué te ríes? ¡Esto es vital!

Ji-hoon, todavía riendo, le dio una palmada amistosa en el hombro. —¡Anímate, hombre! A ver, siendo sinceros, no eres Eric Clapton, pero yo diría que para llevar solo dos semanas, lo estás haciendo… aceptable. Tienes potencial, pero necesitas paciencia. —Hizo una pausa, poniéndose una mano bajo la barbilla, con aire pensativo—. Pero esto me parece muy raro… Normalmente no te pones así por la guitarra. Cuando te pones así suele ser por otras razones… —Entrecerró los ojos—. No me digas… ¿Es por la chica que vino ayer? ¿Soo-min?

Hyun-woo se puso visiblemente nervioso, desviando la mirada y aclarando la garganta. —¿Q-qué? No, claro que no… Es por la música, por el arte…

Ji-hoon soltó otra carcajada, más corta pero llena de entendimiento. —¡Ajá! ¡Lo sabía! ¡Te delatas solo, amigo! Puedo ver que ya estás despertando. ¡Bienvenido al mundo de hacer estupideces por una chica!

Le guiñó un ojo. —Está bien, Romeo. Si quieres impresionar a tu Julieta con la guitarra, más te vale empezar a practicar en serio. Coge esa acústica. Hoy vamos a torturar tus dedos con escalas hasta que llores. Pero esta vez, lágrimas de dolor, no de drama.

Hyun-woo, aunque ligeramente avergonzado por haber sido descubierto tan fácilmente, sintió una oleada de alivio y determinación. Asintió con la cabeza, cogió la guitarra y se sentó frente a Ji-hoon, listo para empezar. La promesa hecha a Soo-min todavía pesaba, pero ahora, al menos, tenía un plan. Y un amigo dispuesto a ayudarlo a no hacer (tanto) el ridículo en el proceso. 🎸😅💪