Después de lo sucedido en la biblioteca, y ante la fuerte promesa de Hyun-woo a Soo-min...
El timbre final resonó por los pasillos de la Escuela Secundaria Haneul, una señal de liberación para la mayoría, pero para Soo-min, hoy era solo el comienzo de otra larga tarde de estudio y expectativas. Mientras recogía sus libros y se unía al torrente de estudiantes que se dirigían a la salida, su mente no estaba en las ecuaciones de física ni en los verbos irregulares de inglés. Estaba atrapada en la biblioteca, reviviendo la extraña confrontación con Hyun-woo.
La imagen de su rostro, pasando de la defensa ofendida a la vergüenza y culminando en esa promesa tan inesperada y audaz, se repetía en su cabeza como un disco rayado. «La próxima vez… voy a conquistar tu corazón con ella.» ¿Qué significaba eso exactamente? ¿Era una simple bravuconada adolescente, una forma de recuperar el orgullo herido después de su honestidad (quizás demasiado honesta) sobre su forma de tocar? ¿O había algo más detrás de esas palabras, una intención real?
Mientras caminaba por las concurridas calles de Seúl hacia la parada del autobús, el ruido de la ciudad parecía lejano. Recordaba la pasión genuina que vio en él mientras tocaba, incluso si el resultado fue… desastroso. Y luego, la vulnerabilidad en su voz al final. Era una mezcla confusa. Por un lado, la situación había sido increíblemente embarazosa y un poco irritante. Por otro, había algo innegablemente… intrigante. Nadie le había dicho nunca algo así.
«Tú serás la primera que oiga lo que de verdad hay en mi corazón.» Esa frase resonaba con una intensidad particular. ¿Se refería a la música? ¿O a algo más? Una pequeña y extraña calidez se instaló en su pecho al recordarlo, una sensación que rápidamente trató de sofocar. No tenía tiempo para estas… distracciones. Tenía que estudiar, sacar las mejores notas, asegurarse un lugar en una buena universidad. Ese era el plan. Ese era el camino.
El autobús llegó, abarrotado como siempre. Encontró un pequeño espacio de pie cerca de la ventana y observó pasar los edificios, los rostros anónimos. La promesa de Hyun-woo parecía pertenecer a otro mundo, uno más ligero y espontáneo que el suyo, un mundo de melodías imperfectas y declaraciones impulsivas. Era tentador dejarse llevar por la curiosidad, preguntarse cómo sonaría esa "música de su corazón", pero la realidad la anclaba firmemente.
Al llegar a su edificio de apartamentos, el olor familiar a kimchi jjigae flotaba en el aire. Subió las escaleras, preparándose mentalmente. Abrió la puerta y el murmullo de la televisión se mezcló con la voz de su madre desde la cocina.
—¡Soo-min! ¡Llegas justo a tiempo! Tu padre llamó, quiere saber cómo te fue en el examen de matemáticas de hoy. ¿Sacaste la máxima puntuación, verdad? Sabes lo importante que es mantener ese promedio perfecto para la solicitud de la Universidad Nacional de Seúl.
Soo-min dejó su mochila en el suelo con un suspiro apenas audible. —Hola, mamá. Sí, creo que me fue bien. Aún no han dado las notas.
—Asegúrate de que sea perfecto, cariño —dijo su madre, asomándose desde la cocina, secándose las manos en el delantal—. Tu prima Ji-yeon acaba de recibir los resultados de sus exámenes de ingreso. No entró en la SKY (Nota: acrónimo de las 3 universidades más prestigiosas de Corea). Su madre está destrozada. No podemos permitir que eso nos pase a nosotros. Todo tu futuro depende de esto.
Su padre llegó poco después del trabajo, y la conversación durante la cena giró inevitablemente en torno a sus estudios, a las clases extra, a los próximos exámenes simulacro. Le preguntaron por sus horas de estudio, por si había hablado con el consejero escolar sobre las mejores estrategias para las solicitudes universitarias. Cada palabra, aunque dicha con intención de apoyo, añadía un ladrillo más al muro de presión que sentía a su alrededor.
Mientras respondía con monosílabos y asentimientos, la imagen de Hyun-woo y su promesa pareció desvanecerse, volverse borrosa, casi irreal. La biblioteca, la guitarra desafinada, la mirada intensa… todo eso pertenecía a un paréntesis breve y extraño en su día, eclipsado ahora por el peso abrumador de las expectativas familiares y la hoja de ruta trazada para su futuro.
Más tarde, sentada en su escritorio, rodeada de libros de texto y notas meticulosamente organizadas, intentó concentrarse en la biología celular. Pero de vez en cuando, entre las mitocondrias y los ribosomas, una melodía discordante y una promesa audaz intentaban colarse en sus pensamientos, recordándole que, más allá de las presiones y los planes, había un mundo adolescente lleno de notas imperfectas y sentimientos confusos esperando ser explorados. Pero por ahora, cerró esa puerta con determinación. Tenía que estudiar. El futuro no esperaba. 📚🔬💔