Separó sus piernas

Gabriel levantó la parte superior de Amelie, su mano alcanzó su curva, dándole un suave apretón.

—¡Ngh!

Un dulce gemido escapó de su boca. Sus labios encontraron los de ella. El sabor del vino persistía entre ellos, y mientras sus lenguas se entrelazaban, el pulso de Gabriel rozó suavemente el área sensible debajo de su sujetador, provocando otro gemido más fuerte.

—Ahh, Gabriel —susurró ella, sus ojos abriéndose justo cuando lo sintió moverse.

Cuidadosamente le quitó la parte superior, bajando su cabeza para presionar un tierno beso en el hueco entre sus pechos. Su mano voló a su cabeza, los dedos enredándose en su cabello mientras su espalda se arqueaba instintivamente en respuesta a la sensación. Sus labios se deslizaron hacia abajo, rozando suaves besos sobre su suave vientre.

—Ame, mi compañera —murmuró Gabriel contra su piel—. Si quieres que me detenga... ahora es el momento.

Pero ella no ofreció protesta.