Podría volverse peligroso

A la mañana siguiente, Amelie y Gabriel fueron primero al hospital. Skye los recibió y se puso los guantes, diciéndole a Amelie que se acostara en la camilla de examinación.

—¿Eres ginecóloga? —preguntó Amelie, sorprendida. Pensaba que Skye era una sanadora y una médica general.

—Sí. No te conté todo sobre mí —dijo Skye y le pidió a la enfermera que aplicara gel sobre su vientre—. ¿Cómo te has sentido estos días?

—Mucho mejor que antes —respondió Amelie.

—Me alegro de oír eso. Las madres omega son sensibles durante el embarazo. Por alguna razón, el crecimiento del cachorro es más rápido —murmuró Skye mientras sostenía el transductor.

—¿Eso es un problema? —preguntó Amelie.

—No exactamente —respondió Skye y dirigió su mirada a la pantalla—. ¡Wow! ¡Mira a tu cachorro! La cabeza y las extremidades del cachorro se están formando —le informó a Amelie, quien levantó los ojos para mirar la pantalla.

Gabriel también entró después de terminar una llamada con su beta y miró la pantalla.