—Amelie, ¿por qué no te tomas un tiempo libre del trabajo? —sugirió Gabriel mientras el auto se dirigía a la empresa—. No ahora, pero tal vez cuando tu barriga de embarazada empiece a notarse.
—Muchas mujeres trabajan durante su embarazo, Gabriel. Me tomaré un descanso cuando sienta que es necesario —respondió Amelie con calma, con los ojos fijos en la tableta mientras revisaba un documento importante.
Gabriel la observaba con admiración. Estaba dispuesto a poner el mundo a sus pies, pero ella prosperaba en movimiento, sin querer detenerse a menos que ella lo eligiera.
El auto se detuvo suavemente. Amelie se apresuró a salir, pero antes de que pudiera rodear el auto para abrirle la puerta, Gabriel ya había salido. Con las manos en los bolsillos del pantalón, caminó con confianza hacia el edificio.
—Señor, no tiene reuniones programadas para hoy —le informó Amelie mientras ambos subían al ascensor ejecutivo—. Y usted...