Échalo fuera

—Alex está actuando de manera extraña desde ayer. Incluso pidió detener la búsqueda de Amelie —murmuró Flora después de que el guardia en la puerta de la mansión le dijera que Alex no podía verla debido al trabajo.

Flora apretó sus puños con fuerza, sus ojos brillando dorados mientras sentía que Alex le estaba ocultando algo. Sacando el teléfono de su bolso, llamó a Alex. Pero para su sorpresa, él no respondió su llamada.

Bajándolo, miró al guardia. —¿Sabes a dónde fue el Alfa Alex ayer? ¿Y dónde está ahora? —preguntó a los guardias, quienes intercambiaron miradas entre sí.

—Señorita Conley, no sabemos nada sobre el viaje de ayer del Alfa Alex. Actualmente, ha salido para una reunión importante —uno de ellos le respondió a Flora.

—Ya veo. Por favor, díganle que me llame cuando despierte —insistió Flora. No quería perder el control frente a esos guardias. Creía que hasta que se convirtiera en la Luna de la Manada del Río Rojo, necesitaba actuar con calma.