Regalo equivocado para mí

Más tarde esa noche, Amelie y Katelyn regresaron de su viaje de compras con los brazos llenos de bolsas.

—Apenas compraste algo para ti —señaló Katelyn mientras Amelie dejaba las bolsas sobre la mesa en la habitación de Katelyn.

—Es porque fui de compras hace poco —respondió Amelie, acomodándose un mechón suelto de cabello detrás de la oreja.

Katelyn entrecerró los ojos ligeramente, cruzando los brazos sobre su pecho.

—Aun así, no seas tan frugal. Estás a punto de convertirte en la esposa de Gabriel, Amelie. Prácticamente eres de la realeza ahora. No deberías dudar en darte un gusto.

Amelie soltó una suave risa pero no dijo nada. Una pequeña parte de ella aún no se acostumbraba al lujo, a ser vista como alguien que merecía más.

Katelyn notó la mirada distante en sus ojos y se acercó.