Saboreando su calidez

—Flora envidia a Amelie, de eso estoy seguro —dijo Gabriel, con la voz teñida de amargura—. Pero ya no importa. Por lo que ha hecho, sufrirá el peor castigo imaginable.

—Debería —concordó Skye firmemente—. ¿También organizaste el arresto de Jodie?

—Todavía no —respondió Gabriel, frunciendo más el ceño—. Me muevo basado en evidencias, no en emociones. Una vez que traigan a Flora aquí, me ocuparé de Jodie también. Ahora mismo, Amelie es todo lo que importa.

Su mano se movió tiernamente hacia la frente de Amelie, sus dedos rozando suavemente su piel, ofreciendo un consuelo que solo él podía dar.

Skye lo observó por un momento, luego asintió.

—Me retiro. Amelie está estable —dijo suavemente, antes de dar media vuelta y salir silenciosamente de la habitación, dejando a Gabriel a solas con su compañera inconsciente.